La fotografía como afición y otras artes visuales

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Festival Asalto 2018 - Barrio Oliver, con Leica M2 y Fujifilm Neopan 100 Acros

Este año ha sido la decimotercera edición del Festival Asalto de arte urbano en Zaragoza. Aunque ya no usa el cardinal para definirlo, sino que simplemente es el Festival Asalto 2018. Este año se pueden ver las obras en uno de los clásicos obreros de la ciudad, el barrio Oliver, antaño uno de los más periféricos de la ciudad, pero que cada vez está más integrado en la ciudad.

Como el año pasado, la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ nos hemos reunido para dar un paseo fotográfico entre las obras de arte de este año, algunas todavía en proceso de finalización. Fue el pasado domingo día 16 de septiembre.

Este año he llevado dos cámaras. Siempre llevo una digital para instantáneas que se puedan compartir con rapidez en redes sociales y esas cosas. Pero la que realmente centró mi atención fue la veterana Leica M2, a la que acompañaban dos objetivos; un moderno y magnífico Summicron 35/2 ASPH, y un veterano Elmar-C 90/4. Este último fue diseñado para la pequeña Leica CL, tiene una calidad de imagen bastante buena, no obstante, y hay quien dice que puede dar problemas de enfoque por algunas diferencias físicas entre la montura de este objetivo y los clásicos para la montura M. Nunca los he percibido. Ni aun a plena apertura. Si alguna deficiencia observáis, yo la achaco a mi propia torpeza, o a que el visor de las Leicas no es el óptimo para usar teleobjetivos, y uno se despista de vez en cuando.

Como material sensible, me llevé algunos carretes de blanco y negro, de los cuales usé finalmente uno de película Fujifilm Neopan 100 Acros. Los elevados niveles de luz de una soleada mañana de finales de verano hacían innecesaria una sensibilidad más alta. Y las características de esta película hacen que se trague muy bien el contraste de la luz del sol de las horas centrales del día, con buen detalle tanto en luces como en sombras, y una buena gradación de grises.

Lo revelé en Kodak HC-110 a dilución B (1:32) durante 5,5 minutos a 20 ºC, que es el tiempo recomendado. Un poco justo de tiempo para mi gusto, me gusta manejarme con tiempos de por lo menos de 6 minutos, para una mayor consistencia en los resultados. Las desviaciones azarosas tienen menos impacto que con tiempos de revelado cortos.

Una novedad que he incluido este año en el procesado ha sido que la digitalización de los negativos la realicé con la función de alta resolución de la Panasonic Lumix G9 a la que calcé con el DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH. Con esta función, en la que el sensor de 20 megapíxeles realiza microdesplazamientos en tomas múltiples de un sujeto necesariamente estático, permite obtener archivos de 80 megapíxeles. Como no apure el encuadre de los negativos, el tamaño aprovechable de los mismos quedó entre 50 y 54 megapíxeles. Pero tengo un problema. Mi ordenador de sobremesa es muy antiguo. Es un iMac de 27 pulgadas que tiene ya 9 años de antigüedad, y se vuelve bastante asmático con los archivos de imagen por encima de los 30 megapíxeles de tamaño. No digamos los 50 u 80 megapíxeles. Así que al final, no ha resultado práctica esta resolución y no he podido evaluar adecuadamente los resultados.

No obstante, al mismo tiempo que los archivos grandes, la cámara puede guardar, y así lo ajusté, un archivo normal de 20 megapíxeles. Que me ha dejado unos negativos aprovechables de 13 megapíxeles, que son los que he utilizado para mostraros las imágenes. Los archivos se digitalizaron en formato RAW e importados al ordenador con Adobe Photoshop Lightroom 6.14, aunque fueron invertidos a positivos tras ser convertidos en archivos TIFF de 16 bits en Affinity Photo 1.6.7. En este software se ajustó también el contraste y luminosidad para dejarlos lo más fieles, en la medida posible, a lo que es el material sensible.

La combinación de cámara, objetivos y película que me llevé no me ha fallado nunca. Apenas tuve que tirar de fotómetro externo, la cámara no lleva uno interno, puesto que las condiciones de luz en exteriores fueron constantes y fáciles de estimar con la regla del "soleado f/16". Dos pasos más para los contraluces, y tres pasos más de exposición para las sombras. Sencillo, fácil e inmediato. Y en cuanto a los parámetro de exposición, siguiendo el consejo de Weegee para la fotografía de reportaje, "F/8 and be there". "F/8 y estar allí". El enfoque a la hiperfocal, o por zonas en los sujetos cercanos, usando la escala de profundidad de campo del 35 mm. Con el 90 mm, usando el telémetro de la cámara. Técnica básica fotográfica. Sin complicaciones.

De viaje con una Leica M2 y un 35 mm

Hace dos meses publicaba un artículo en estas páginas comentando la experiencia de llevarme un par de cámaras de desechables Ilford durante un viaje de un par de semanas por el sur de Francia y el lago Lemán en Suiza. No es la primera vez que me llevo una cámara de fotos para película tradicional a un viaje en los tiempos recientes, como complemento a la cámara digital. Hace dos años, en Islandia, también llevé una Olympus mju-II con unos carretes de Kodak Tri-X, también con resultado satisfactorio. Y otros diversos que no mencionaré para no ser prolijo. Y no digamos cuando me llevé una Olympus Pen EE3 a una escapada por la península de Jutlandia en Dinamarca. Todas estas experiencias resultaron satisfactorias, pero no son más que complementos, o caprichos de fototrastornado cuando viaja. Llevo cámaras pequeñitas, que tan apenas aportan peso ni espacio al equipaje.

Leica M2 y el Summicron 35 mm protagonistas de esta entrada.

A mitad de agosto hice una escapada de cinco días/cuatro noches a Constanza y alrededores, en la frontera entre Alemania y Suiza en torno al lago Constanza, o Bodensee, y el Rin. Es la segunda vez que voy en el plazo de poco más de un año. Entre en contacto hace un tiempo con un fototrastornado, de los que fotografía con haluros de plata, suizo, que vive en Kreuzlingen, ciudad fronteriza y contigua a la alemana Constanza. En mayo de 2017, di un rodeo por allí a la vuelta de unos días de vacaciones en Milán, y nos conocimos en persona. Es un hombre muy privado e introvertido, excelente persona por demás, pero por respeto a sus deseos no haré referencia a su presencia en redes sociales u otros datos que lo identifiquen. Una pena, porque hace unas fotos excelentes con su Hasselblad. Muchísimo mejor fotógrafo que yo y que muchos que sacan pecho en la internet. El caso es que nos caímos bien. Y el lugar es ideal para relajarse unos días en plan escapada. Es un sitio civilizado y tranquilo, aunque está animado como destino vacacional en verano; todo esta organizado, y por lo tanto es idea para hacer una estancia en el extranjero sin sobresaltos. Y hay sitio interesantes que visitar a distancias cómodas, con una excelente red de transporte público en bus, tren o barco.

Vistas del puerto de Constanza a orillas del Bodensee o lago Constanza.

Tras el buen sabor de boca que me dejó la Ilford XP2 Super 400 de las desechables de Ilford, una película que conozco hace mucho tiempo, y que he usado a rachas, decidí cambiar de estrategia. Al fin y al cabo, si nos íbamos a juntar dos fototrastornados... No me iba a llevar mi Hasselblad para hacer compañía a la de Wilhelm, por el peso, pero decidí que la Leica M2 con el Summicron 1:2/35 ASPH daría unos resultados excelentes, y sería una compañera de prestigio para la Hassel de mi amigo helvético. Si mi Leica M2 ya está baqueteada, aunque externamente se ve muy bien, funciona sin problemas; el 35 mm que adquirí de segunda mano, está en condiciones perfectas, y tiene una calidad superlativa. Probablemente el objetivo más nítido que poseo, con el permiso del Zeiss Planar 50/2 ZM, aunque este último no tiene el nivel de manufactura del Summicron.

El cambio de estrategia no era llevar una cámara para película tradicional. El cambio consistía en que iba a ser la cámara que por defecto iba a llevar en la mano habitualmente, quedando la Panasonic Lumix G9 como cámara de respaldo o secundaria, a utilizar principalmente cuando el color fuese de rigor para dar la información correcta o cuando los niveles de luz fueran demasiado bajos para la amplia latitud de exposición de la XP2.

Visitando Friedrichshafen y el area de diversidad natural del cañaveral de Eriskirch.

He de decir que, aunque la sensibilidad nominal de la película es de ISO 400/27º, he optado por aprovechar la amplia latitud de exposición de la película y su excelente respuesta a la sobreexposición, para usarla en las muchas tomas al aire libre y con luz diurna como si fuese una cámara de parámetros fijos. Si ajustas la exposición a f/11 o f/8 y con una velocidad de exposición de 1/125 o 1/250, usando la escala de profundidad de campo del objetivo para enfocar por zonas o a la hiperfocal, es como si usaras la película con unos índices de exposición entre 64 y 250, que generan una negativo denso pero perfectamente aprovechable, y que tiene como gran ventaja que genera un grano finísimo, prácticamente invisible en las copias en las luces altas y en los tonos medios. Sólo en las sombras más profundas percibiremos algo de estructura. Esta ausencia de grano no es algo que guste en términos absolutos a todos los aficionados a la película con haluros de plata, hay muchos que prefieren la presencia de la estructura de la emulsión por fina que sea. A mí, me viene bien cómo responde esta película. Con el enfoque prerreglado, sólo hay que preocuparse de encuadrar y disparar. La operatividad es muy eficiente, y el disparo muy rápido, si es necesario. Si no es necesario, siempre es mejor pensar lo que se hace.

En la isla monástica de Reichenau, patrimonio cultural de la humanidad según la UNESCO.

La película ofrece un contraste generoso, pero por su gran latitud de exposición no es fácil ni que se empasten las luces ni que se bloqueen las sombras. Así que no hay problema para usarla a cualquier hora del día. Incluso si te salen tres días seguido con un sol de justicia. Quizá hay otras películas que ofrecen transiciones de grises más sutiles y delicadas, que en esta película aparecen cuando las condiciones de luz son favorables. No cuando estas tirando a las dos de la tarde con el sol sobre tu cabeza. Pero cuando llegan las últimas horas de la tarde, las cosas mejoran mucho.

Alguna fotografía he tomado en interiores razonablemente bien iluminados. La película se puede exponer hasta un índice de exposición de 800, a costa de un grano más presente, pero muy muy aceptable. Cuando he apreciado unas condiciones de luz suficientes, he disparado en interiores a f/2,8 o f/4 y una velocidad de obturación de 1/30. La ventaja de las telemétricas sobre las réflex es que puedes bajar algún punto la velocidad de obturación sin que trepide la imagen. No abuso. Si normalmente tiraría con una réflex a 1/50 o 1/60, bajo a 1/30. El 1/15 no lo he usado en este viaje. Alguna vez lo he usado con un porcentaje razonable de éxitos.

En Winterthur, visitando las exposiciones del Foto Museum y la Fotostiftung Schweiz. Como envidio las ciudades que tienen buenos museos e instituciones de preservación del patrimonio y el arte fotográfico.

Hay una carencia que he lamentado. No como para tirarme de los pelos, pero sí para mejorar en muchas fotos la separación de detalles en los cielos. No tengo filtros de color para controlar el contraste para el diámetro de 39 mm del Summicron 35 mm. En los días antes de salir de viaje intenté conseguir algún filtro amarillo o naranja, caros todos los que encontré, y ninguno me llegaba a tiempo. También intenté encontrar una arandela adaptadora del diámetro de rosca de 43 a 39 mm. Pero son muy infrecuentes, y tampoco me llegaba a tiempo. Para el Planar 50 mm de rosca de filtro de 43 mm sí que  tengo un filtro amarillo y uno de densidad neutra de tres pasos, que no me hubiera importado llevarme y utilizar.

Estoy contento con el resultado. Las fotos han quedado bien. Las mandé a revelar a Carmencita Film Lab y solicité el tamaño de escaneado XXL, por lo que he recibido unas imágenes de 7634 x 5092 píxeles, es decir, casi 39 megapíxeles. Con una óptica como el Summicron y con una película como la XP2 reveladas y digitalizadas en un laboratorio profesional, puede merecer la pena si tienes confianza en tus fotos. Esto permite una ampliación a un tamaño entre el DIN A2 y el DIN A1... es decir, tamaño poster con buena calidad. Lo que es una demostración de las capacidades de la película tradicional bien tratada.

Aunque no entraban en nuestras previsiones, por que ya las conocíamos, acabamos paseando de nuevo en Neuhausen por las cataratas de Rin (Rheinfall).

Miscelánea: Canales de youtube de cine y fotografía, macrofotografía por encima del 1:1 y cámaras clásicas que necesitan una revisión

En los últimos tiempos, los canales de vídeo de Youtube se han convertido en una fuente de información notable. Y estoy suscrito a unos cuantos, diversos. Veamos alguno de los destacados por algún motivo.

El primer canal de vídeo de Youtube al que recuerdo haber estado suscrito fue DigitalRev. Había estado haciendo una búsqueda sobre uso de objetivos Leica sobre cuerpos de cámara micro 4/3 y me apareció este vídeo presentado como ha sido habitual por Kai Wong. Supongo que tras la cámara estaba, no lo sé, Lok Cheung, que con el tiempo se convirtió en coprotagonista de las aventuras de probar nuevo material fotográfico.

Hoy en día, en pocas semanas, los dos han anunciado que salen del proyecto y que iniciarán otros nuevos. El de Kai ya están en marcha con su propio canal de YoutubeEl de Lok, ya veremos por donde tira.

Como contraste, el último canal al que me he suscrito, y que me está gustando mucho es el de José F. Ortuño. Guionista y realizador, te explica los secretos del cine de una forma concisa, concreta y fácil de entender. Os dejo su último vídeo subido, para quienes no se cosque todavía de qué va 2001: a space odyssey. Aunque sin referencias a Nietzsche, a mí ya me lo explicó cuando yo tenía 14 años y estaba en 8º de EGB mi profesor de ciencias, el señor Ibarra en el colegio Calasancio de Zaragoza, de cuyo nombre de pila no me acuerdo. Uno de los mejores profesores que nunca tuve, y uno de los culpables de que me gusten las ciencias como me gustan.

Pero hay otros diversos canales que sigo con real afición... Uno de los que suele aparecer en estas páginas, sobre fotografía en el sentido amplio de la palabra, es el de Ted Forbes, The Art of Photography, que en su último vídeo nos habla de la que se considera la primera fotografía conocida de la historia, un paisaje urbano de 1825 realizado por Nicéphore Niépce.

Como estos días estoy de vacaciones, durante una semana, y además se junta esta absurda colocación de fiestas oficiales a días alternos que lleva a que todo sea un caos en el sector de los servicios en España, estoy dedicando tiempo a mis aficiones, principalmente la fotografía. Espero la llegada de alguna compra, y estoy intentando o comprobando diversas cosas.

Por ejemplo, ayer estuve probando una combinación óptica para fotografía macro con un factor de reproducción mayor del 1:1 para Canon EOS o Canon EF, como prefiráis considerar.

Con una de mis cámaras clásicas como modelo, la Zeiss Ikon Contessa 35, encadené el Canon EF 50 mm f/1,4 USM con un tubo de extensión de Kenko de 36 mm y con el duplicador de primera generación Canon EF 2x Extender. El 50 mm y el duplicador no son compatibles entre sí, porque el objetivo no tiene espacio para alojar las lentes delanteras de duplicador que protruyen hacia adelante. Pero al colocar los 36 mm del tubo de extensión, el montaje es posible.

A la distancia mínima de enfoque de 45 cm, el 50 mm tiene una factor de reproducción de x 0,14 o x 0,15. Lo habitual en estos casos. Con los 36 mm de extensión, la distancia de enfoque baja a aproximadamente 20,1 cm, consiguiendo un factor de reproducción de x 0,87 aproximadamente. Bastante próxima de la escala de reproducción x 1, es decir, a tamaño real, cuando 1 cm en la realidad se corresponde con 1 cm en el sensor o en el fotograma de película. Pero si le ponemos el duplicador, manteniendo la distancia de enfoque, se duplica la ampliación, que se sitúa en el entorno del x 1,74.

La nitidez no está mal, aunque la profundidad de campo es ridícula. No obstante, en la fotografía anterior podréis comprobar cómo si bien los números centrales están nítidos, los de las esquinas tienen una pérdida de nitidez apreciable. Pero bueno... nada que pueda importar realmente mucho salvo en reproducciones críticas de objetos planos.

Me han llegado también en estos días los negativos en color que realicé durante la quedada "analógica" en la cartuja de Aula Dei hace unas semanas. Como ya venía sospechando, la Plaubel Makina 67, que da una calidad de imagen absolutamente impresionante, y que tiene unas proporciones de fotograma, más cercanas al 5:4 que al 7:6, que me encantan, sufre de filtraciones de luz. Que son mucho más claras y apreciables en las fotografías en color que realicé. Pero que al mismo tiempo me permiten deducir donde está el problema.

Claramente, el problema es que la espuma que cierra la tapa del compartimento de la película en la cámara, y que sirve como sello contra la luz en la cámara oscura, está degradada. Y permite el paso de la luz. Por lo tanto, tendré que llevarla a algún sitio para que me la cambien. Mientras, hoy mismo, voy a probar a hacer algún carrete sellando las juntas con cinta aislante negra. Para confirmar el diagnóstico.

En las fotografías también se aprecia el viñeteo mecánico de un parasol que le puse al objetivo, y que ha resultado demasiado largo para la focal del mismo. La última de las tres fotografías que he puesto es cuadrada, porque está al principio del carrete y parece que ha quedado cortada.

Por otra parte, el carrete de Kodak Portra 400 que le puse al final de la mañana a la Leica M2, y que terminé de exponer al día siguiente, tanto si usas el Carl Zeiss Biogon-C 35 mm f/2 como el Leica Elmar-C 90 mm f/4, los resultados son buenos. A la Leica, 20 años más antigua que la Makina 67, parece afectarle menos el paso del tiempo. Y con ellos despido esta entrada miscelánea.

Quedada "analógica" en El Gran Capitán y Cartuja de Aula Dei - En blanco y negro

El buen sabor que dejó el Encuentro "Analógico" entre socios de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) y participantes en el grupo Fotógraf@s en Zaragoza (FeZ) hace unos meses hizo que con frecuencia comentáramos la posibilidad de repetir estos encuentros de modo más frecuente. Y después de diversos contactos más o menos informales surgió la iniciativa de realizar una quedada "analógica" el sábado 19 de noviembre de 2016. Mantengo la palabra "analógica/o" entre comillas porque como ya he comentado en alguna ocasión no estoy de acuerdo con esta forma de designar a la fotografía con película tradicional basada en los haluros de plata. Fotografía fotoquímica me ha parecido siempre un término más adecuado para lo que no es captura electrónica, llamada también digital. Pero como intentar luchar contra "todo el mundo" es una guerra perdida, lo dejaremos en quedada "analógica".

El destino principal de la quedada iba a ser la Cartuja de Aula Dei, a pocos kilómetros de la ciudad de Zaragoza. Un destino complejo para fotografiar con película tradicional, ya que exteriores e interiores cuentan con condiciones de luz muy diversas. Desde un día de sol radiante a las puertas del monasterio cartujo, hasta la penumbra de la iglesia y los claustros del mismo. A continuación el equipo que me llevé al encuentro.

Las tres cámaras que llevé a la quedada. Como principales, la Plaubel Makina 67 y la Leica M2, esta con focales Zeiss Biogon-C 35/2,8, Zeiss Planar 50/2 y Leitz Elmar-C 90/4. Para un uso casual, la pequeña Olympus Pen EE3, de la que no tengo disponible todavía ninguna fotografía. Hice pocas con esta cámara.

Como el acuerdo con los gestores de las visitas a la cartuja es que nos apuntaríamos a la visita de las 12 del mediodía, decidimos pasar la primera parte de la mañana en los alrededores del campo deportivo de El Gran Capitán en Montañana, donde podían surgir variadas posibilidades fotográficas; fotografía deportiva, paisaje, fotografía de entorno industrial,... Para esa primera parte del encuentro decidí utilizar mi reciente adquisición, la Plaubel Makina 67. Utilicé dos carretes de 120, un Kodak Ektar 100 expuesto a su sensibilidad nominal y un Kodak Portra 400, expuesto a IE 100-200, con el fin de aumentar la saturación de la imagen y reducir el grano. No he recibido todavía el revelado de estos carretes. Lo dejaré para otro día.

Una vez en la Cartuja de Aula Dei utilicé dos equipos. En primer lugar, en la Makina 67 cargué un carrete de 120 de Kodak Tri-X 400 para fotografías de exterior.

En las fotografías resultantes observé dos cosas. Una ya la había constado en los carretes que había expuesto hasta ahora con ella. La cantidad de información que proporciona el negativo de 69 x 55 mm, a poco que la exposición del mismo esté cuidada, hace que el manejo de estos fotogramas sea comodísimo y muy agradable. Con el fin de ensayar nuevas cosas, decidí que a los negativos en blanco y negro de esta quedada iba a aplicar el revelado desatendido con revelador Kodak HC-110. Ahora voy un poco con el detalle técnico del mismo.

En el caso del carrete expuesto con la Makina 67, para el que usé un índice de exposición de 250 en lugar de su nativo 400, lo que da negativos algo más densos, usé el revelador muy diluido, 1:160, en revelado desatendido, es decir, sin agitación o con una agitación mínima, durante una hora. El resultado fue bastante bueno. Dando el tamaño del negativo y la ligera sobrexposición de 2/3 de punto, el grano no es muy aparente, la gradación tonal muy buena gracias al efecto compensador. El detalle en los sujetos fotografiados bastante bueno, salvo porque...

Efectivamente, observaréis que en algunos fotogramas se observan luces parásitas, que en carretes anteriores achaqué a la utilización de filtros y demás, y que ahora empiezo a considerar si la cámara, a pesar de su impecable aspecto exterior e interior, podría tener alguna "fuga" de luz en el fuelle del objetivo retractil. No pasa siempre. Cuando no pasa, las fotos quedan impecables, muy nítidas. Pero a veces pasa y me hace pensar el llevarla a un servicio técnio a hacerle un chequeo. Es el problema de las cámaras clásicas compradas de segunda mano. Que siempre pueden tener algún problema de fatiga de materiales inaparente que aparece cuando se las empieza a usar con cierta asiduidad.

Además, el parasol que me he buscado es un poquito largo para la focal del objetivo, y viñetea algo. A ver como vienen las fotografías en color.

Para la visita al interior de la cartuja, opté por la ligera Leica M2. En principio con el razonablemente luminoso Zeiss Planar 50/2, y también con película Kodak Tri-X 400 pero expuesta a un índice de exposición de 1600. Dos pasos de subexposición a compensar en la medida de lo posible en el revelado.

También en este caso utilicé el revelado desatendido con Kodak HC-110, pero con alguna diferencia. Dado que había que compensar en la medida de los posible esos dos pasos de subexposición, decidí diluir solo has 1:100, con el fin de dar un poco más de intensidad al revelado, manteniendo el espíritu del revelado compensador del revelado desatendido ("stand development" en inglés). Dada la escasez de luz en algunas estancias del interior del monasterio, la velocidad de obturación usada en ocasiones fue un poco baja, dando lugar a algún negativo, no muchos, con falta de nitidez debido a trepidación. Pero la ausencia de espejo en movimiento en la Leica hace que se puedan usar velocidades de obturación más largas.

El resultado ha sido razonablemente bueno. Así como los negativos de la Makina 67 han sido digitalizados con el Epson Perfection Photo V600 a una resolución de 1800 pixeles por pulgada, para un tamaño de imagen de en torno a 20 megapixeles, los negativos de la Leica M2 han sido digitalizados usando la cámara Panasonic Lumix GM5 con el objetivo Panasonic Leica DG-Macro Elamrit 45/2,8 ASPH OIS. Una vez recortado lo que sobra por el hecho de que el formato del sensor y el de los negativos no es homólogo, te quedas con unos archivos de un tamaño entre 10 y 12 megapixeles. La digitalización en el V600 en esas condiciones óptimas de 1800 pixeles por pulgada, daría solo 4 megapíxeles, aproximadamente.

En un momento dado, utilicé también el objetivo Zeiss Biogon-C 35/2,8, un paso menos luminoso, pero que también se puede usar a una velocidad de obturación más lenta, con el fin de aumentar el ángulo de toma en los interiores del monasterio. Siempre me sorprende cómo un diseño tan antiguo como el de este Biogon, con los vidrios modernos que aplica Cosina, el fabricante, por indicación de Carl Zeiss, el diseñador y propietario de la marca, proporciona unos resultados tan buenos.

Por último, antes de finalizar la visita al interior del monasterio, aún me atreví a usar el teleobjetivo de Leica, el Elmar-C 90/4, simpático objetivo diseñado como compañero de la Leica CL, y cuya utilización es delicada en interiores por la limitada apertura máxima y porque hay que usar una velocidad de obturación más elevada. Osé usarlo a una velocidad de obturación de 1/60 s, y obtuve algún fotograma curioso, mejor de lo que esperaba. Con un poco de entrenamiento supongo que el porcentaje de fotos aceptables aumentaría.

De momento, nada más. A la salida del monasterio, con el carrete de Tri-X de la Leica M2 agotado, le puse un carrete en color de Portra 400 que terminé de exponer al día siguiente. Tampoco lo he recibido todavía porque ha viajado a Carmencita Film Lab con los de medio formato. Ya os contaré cuando tenga los resultados.

Nada más de momento.

El taller de gran formato, pero fotografiado con película negativa en blanco y negro

Autorretrato en el hotal antes de salir hacia el taller.

Os contaba hace unos días en qué había consistido y cómo había disfrutado del taller de fotografía con cámara de gran formato que se realizó en Vilassar de Dalt (Barcelona) organizado por Revela-T. Las fotografías que documentaban gráficamente el relato estaban realizadas por mi pequeña cámara digital Panasonic Lumix GM5 con el G 20/1,7 ASPH, una combinación ligera y potente en situaciones de escasa luminosidad, a pesar de que ni la cámara ni el objetivo se encuentran estabilizados.

Por las calles de Barcelona, a primera hora de la mañana del sábado, dirigiéndome a coger el tren a Premiá de Mar.

Pero a mí me parecía un poco una herejía el llevar únicamente una cámara digital al taller, cuando la animada gente que lo organiza abogan por el uso de las tradicionales películas de haluros de plata, con o sin colorantes acoplados por capas para dar color a la imagen. Así que me llevé también la Leica M2. Con el Zeiss Distagon-C 35/2,8 ZM. La elección del objetivo fue un tema difícil. Porque este objetivo está muy bien desde muchos puntos de vista, pero es poco luminoso. Y se defiende mal en interiores. La otra opción era el Zeiss Planar 50/2 ZM. Más luminoso, pero más cerrado en su ángulo de visión. Y por otra parte, lo que gano en luminosidad, casi lo pierdo por el hecho de precisar una velocidad de obturación más rápida. Así que opté por el ángulo de visión del 35 mm, que me parecía más apropiada y polivalente.

Desde el tren, siguiendo la costa.

En cuanto a la película,... pues la tarde anterior aproveché para aprovisionarme en Casanova Foto (que caros son los condenados) de Kodak Tri-X 400, así que eché tres carretes a la bolsa, de los cuales usé dos.

Enseguida comprobé que en interiores no iba a tener mucha luz... más bien poquita para la combinación de película y objetivo que llevaba. Así que en esas tomas tiré por la del medio. Ajusté el diafragma a f/2,8 y la velocidad de obturación a 1/50 s. Lo cual suponía que estaba subexponiendo, según las situaciones entre uno y tres pasos. El revelado que suelo realizar cuando llevo cámara antiguas, con exposiciones imprecisas o con una variedad de exposiciones diversa y mal controlada, es el revelado desatendido con una revelador compensador. Idealmente algún clon actual del Rodinal. Pero como no tengo en estos momentos, lo he realizado con Kodak HC-110, en una solución 1+160 (4 ml de jarabe revelador en 640 ml de agua). En alguna ocasión lo he hecho a 1+120 (6 ml de jarabe en 720 ml de agua), pero sinceramente no acabo de encontrar la diferencia. Aunque es mejor hacerlo con formatos medios. Como luego se amplían menos, el grano queda más discreto. Siendo un revelado compensador, los fotogramas correctamente expuestos no quedan mal. Si acaso, con un grano más marcado de lo habitual. Y para los subexpuestos,... pues es como si hiciese un revelado forzado.

En Premiá de Mar, buscando un taxi que me llevase a Vilassar de Dalt, a unos 4 kilómetros de allí.

El primer rato de la mañana del taller fue sobretodo en interiores. Y reconozco que no tenía muy claro que podía salir de allí. La sensación de que la luz era demasiado escasa... era bastante fuerte. Pero algunas cosas salieron. Aunque el escaneado de los negativos me ha dado algún que otro dolor de cabeza. Como no seas hábil, se deteriora mucho la imagen en los negativos subexpuestos,... que es lo que son los negativos forzados. Colocan los valores medios y las luces más o menos en su sitio, pero a las sombras no hay quien las rescate. Dice el viejo refrán del idioma castellano que "de donde no hay no se puede sacar".

Faustí Lluciá iniciandonos en la teoría de las cámaras de gran formato.
Joan Porredon presentándonos algunas de las cámaras con las que íbamos a trabajar.

Cuando salimos al exterior, bien para practicar en el jardín del museo-archivo de Vilassar, bien cuando fuimos a comer, la cosa fue mucho mejor. La luz extra les sentó muy bien a esos fotogramas.

Faustí preparando las primeras exposiciones del día.
Joan añade un fuelle extra para aumentar el tiraje del objetivo y entrar en el terreno del macro
En las calles de Vilassar de Dalt volviendo de la comida.
Un poco más adelante, al paso de una chica en motocicleta.

Por la tarde, pronto empezamos a perder luz por el atardecer, pero la combinación de cámara, objetivo y película, se comportó bien con las escenas iluminadas arficialmente.

Preparando un retrato a realizar con una de las "pequeñas" Sinar.
Este otro se realizará en formato de 20 x 25 cm.

Bueno,... y hasta aquí dio de sí. Espero que os haya parecido interesante.